jueves, 10 de noviembre de 2011

Cómo fueron nuestros comienzos...

La historia de esta compañía de ópera comenzó allá por el mes de septiembre de 2011. Los primeros días del curso comenzamos a hacer dinámicas para CONECTARNOS, para sentirnos grupo (aunque ya llevamos dos cursos juntos aún se necesitan) y resultó bastante bien.
La dinámica de “la red” con el ovillo de lana estuvo genial. Fue muy visual y se les quedó la idea de que “estamos conectados los unos a los otros”. También jugamos a pasarnos la energía, "Zip", y a conseguir el reto del aro todos juntos.
En estos primeros días también nos cuidamos los unos a los otros tras el recreo con “las cosquillas encadenadas” y tratamos sobre todo de APRENDER A ESCUCHARNOS.
Y la motivación para empezar a hablar de la ópera surgió a raíz de las postales de verano que los niños habían escrito y mandado al cole. Blanca y yo también mandamos él tercer día de cole nuestra propia postal, con una foto en la que estábamos en las escaleras del teatro real, y les contamos que estábamos haciendo una OPERA. Rápidamente surgió la pregunta por parte de Lucía… “¿Qué es una ópera?”… ¡Perfecto!, me lo habían puesto en bandeja… Hice una ronda para saber sus conocimientos previos y algunos ya me sorprendieron gratamente:

A pesar de que algunos ya sabían por dónde iba el tema, les insté a que ellos mismos lo investigaran durante el fin de semana junto a sus padres. Así es que escribimos una carta para las familias explicándoles un poco de dónde surgía esta motivación para investigar y los niños escribieron y decoraron parte de la misma. El lunes llegaron a clase varios niños con sus carpetas y sus cabezas llenas de respuestas…

Y para dar entidad a sus investigaciones comencé con una dinámica improvisada valiéndome de la caja de herramientas que compré en el curso de verano y que me servirá para ir guardando los elementos que ya forman parte de la historia de este grupo (la lana de las conexiones, el remo, el aro, el disco de O LE LÉ…

Dentro de la caja guardé un elemento sorpresa: "el remo", pero no les dije qué era aquel trozo de madera para mí. Primero les dejé que cada uno de ellos dijera para qué podía servir o qué era aquel instrumento (trato de que desde el principio usen un pensamiento divergente y creativo para salirse de lo convencional). Salieron ideas de lo más variadas… una pena no estar grabando lo ocurrido: algo para remover, para dar la vuelta a la comida, una paleta para pintar, un peine que no tira del pelo, una tabla para patinar…

Tras escuchar sus ideas llegó mi turno (porque el remo iba pasando de mano en mano ayudándonos así a llevar los turnos). Yo les dije con gestos lo que era para mí aquel trozo de madera. “¡Un remo!” gritaron varios y les conté que en la ópera que había estado haciendo ese verano, me lo habían regalado y me habían dicho que, aunque era pequeñito y que con ese remo avanzaría muy poco a poco, podría llegar muy lejos si encontraba a alguien que remara a mi lado, si encontraba la COMPAÑÍA de otros. Porque, AUNQUE SOMOS PEQUEÑOS PODEMOS HACER ALGO GRANDE, tan grande como una ópera.

Pero… ¿qué era una ópera?... Era el momento de sacar de la caja de herramientas todas aquellas hojas que habían traído de su casa como parte de la investigación. Las fuimos leyendo una a una y, al terminar, como ya estaban bastante cansados y algunos algo dispersos, les invité a escuchar una canción que hablaba de REMAR TODOS JUNTOS…

Les propuse formar una barca al estilo de las canoas que hacíamos el curso pasado y rápidamente la dieron forma. Algunos se quedaron fuera y les animé a entrar diciéndoles que no podían estar desconectados, que TODOS IBAMOS JUNTOS EN LA MISMA BARCA y que necesitábamos que absolutamente todos remaran. Los de la derecha remarían a la derecha, los de la izquierda a la izquierda, y lo hicimos al ritmo de la música.

En aquel momento tuve la sensación de que el grupo estaba conmigo, de que querían remar, de que serían capaces de superar las dificultades del camino, largo camino… y al ritmo de la canción de O LE LÉ, fui hablando de la importancia de remar juntos a pesar de las dificultades. Porque, a lo largo del río puede haber muchos peligros, ¿verdad? – les pregunté-

- ¡Síiii!, puede haber cataratas…
- Y tiburones…
- Y medusas…

Y si voy yo sola remando tendré miedo, pero si vosotros me acompañáis, si sois mi compañía, no tendré miedo… seré capaz de hacer grandes cosas…

Así es que les pregunté: "¿Vosotras y vosotros estarías dipuestos a remar conmigo para hacer una ópera?" - Síiiiiiii… - contestaron al unísono… y continué:

- Yo sóla, con mi remo pequeño, no puedo. Pero si Patri, Silvia, Marcos… (así los 25 nombres de la clase) reman junto a mí, no tendré miedo y podré hacer con vosotros lo mismo que hice este verano y que tanto me gustó.

Y así, con todos metidos en la barca, empezamos a soñar y a pensar en cómo nos gustaría llamarnos (porque algunos amigos ya habían dibujado sus ideas en los rincones de la mañana) para empezar a ser una COMPAÑÍA DE ÓPERA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario